viernes, 8 de julio de 2011

CAPÍTULO 32 - LA FUERZA DE LA GRAVEDAD







- Trata de no montarme una escena, y estáte tranquilo.
- Noooooo. Noooooooooooooo. Noooooooooooooooooo. - Chilló aterrado al verla acercarse a las otras cadenas.
- Es necesario, sabes que no me gusta dejar nada a medias. Las cosas si se hacen hay que hacerlas bien.
- Por Dios, Jessi. No me hagas esto, por favor.
- Por favor, no. No lo hagas. Noooooooooooooooooooooooooooooo. - Chilló aterrado.
- Te sugiero que no mires. Mira hacia la pared un rato y trata de relajarte.
- No.. No puedo.. No.. No.. No.. - Sollozaba aterrado mientras la veía acercarse.
- En tal caso tu lo has querido.. Lo siento por ti, pero no te será precisamente agradable de ver.
Jessica cogió cuidadosamente las cadenas y las abrió un poco, justo lo suficiente para meter su pie y pisarlas con fuerza, cargando su propio peso.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló una y otra vez sin llegar a perder el sentido.
Temblaba y lloraba sin parar, mientras la miraba con los ojos desorbitados sin poder dar crédito a lo que acababa de sucederle.
- Te dije que no debías mirar. Te lo avisé. - Dijo mientras colgaba de nuevo los pesos en su lugar.
- Ahhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor.
- Si, Jessi. Me lo avisaste. Pero yo no te hice caso, soy un estúpido.  Te juro que la próxima vez que me lo digas, te haré caso y procuraré desviar la mirada. ¿Porque habrá una próxima vez, verdad?. - Dijo con amargura.
- Es imposible que te hayas tomando tantas molestias para dejar mis piernas en la postura adecuada, como para que luego me las ates sin mas.. ¿O acaso me equivoco?. - Dijo preocupado.
- Jessi, por favor. ¿Puedes quitarme los pesos?. Por favor, aunque solo sea un momento. Por favor. Por favor. - Suplicó entre lloros.
- Por favor, Jessi. Tan solo un momento, por favor. Por favor. - Sollozó asustado.
- No te preocupes, los pesos pronto serán el menor de tus problemas.
- Perdóname, Jessi. Por favor. No insistiré mas, pero por favor, ten un poco de compasión de mi, tan solo eso.
- Díos mio.. ¿Que piensas hacerme aún?. ¿Que te queda por hacerme?. ¿Tan terrible será  como para que me olvide del dolor constante que me producen los malditos pesos?.
- Jessi, por favor. Por lo que mas quieras, déjame descansar solo un momento. ¿En que puede molestarte que descanse un momento?. A ti solo te supondría dejarlos posados sin mas un rato, pero para mi significaría mucho. Por favor, Jessi, por favor.. ¿Acaso no merezco ni tan siquiera cinco tristes minutos de descanso?. Por favor, por favor, por favor. - Suplicó al borde de las lágrimas
- Aún no es el momento.. - Dijo mientras acariciaba los pesos con suavidad.
- Jessi, por favor. Me duele mucho. Solo cinco minutos, por favor. - Suplicó entre lloros.
- Esperarás, no conviene apresurar las cosas. Ten por seguro que los pesos te parecerán casi una caricia al lado de lo que usarás después.
- ¿Que..?. ¿Que piensas hacer conmigo?. ¿Que vas..?. ¿Que vas ha hacerme?. - Dijo mientras la miraba aterrado.
- Jessi, por favor.. Por favor. Por lo que mas quieras, no me trates así. No me asustes mas de lo que ya estoy.
- No seas impaciente, aun no es el momento.  Pareces todavía demasiado débil como para poderlo aguantar. - Dijo mientras le cambiaba el suero.
- Jessi. Por favor. Sea lo que sea que vayas a hacer no lo hagas. Por favor, déjame intentar reponerme un rato. Por favor.. - Suplicó entre sollozos.
Ella revisaba una a una las cadenas que atravesaban su piel, comprobando que estuviese bien sujeto, tensando cada cadena con cuidado de que no perdiese firmeza en ninguno de sus puntos.
- Jessi, por favor. No me hagas mas daño. No me iré a ninguna parte y tu lo sabes. Aunque no estuviese encadenado no podría ni salir de esta habitación. No tengo fuerzas para nada.
Ella recogía cosas por la habitación sin prestarle la menor atención, guardando uno a uno: el martillo, los alicates, las tenazas, los dardos..
Cuando de pronto reparó en su ropa que estaba tirada en un rincón, y la metió en una bolsa de basura.
El se echó a llorar desconsolado, al ver como guardaba las ropas y los zapatos que había elegido el día en que todo sucedió.
- Oh, Jessi. ¿Ni tan siquiera me dejarás tener un poco de dignidad después de muerto?. ¿Dejarás mis restos esparcidos por doquier sin un triste traje que cubra mi cuerpo?. Dios mío.. Como puedes ser tan cruel.. - Dijo entre sollozos.
- Vamos, no dramatices. ¿Para que ibas a necesitar tus ropas?. - Dijo sonriendo.
- Deberías de agradecerme todo el dinero y el tiempo que te vas a ahorrar a partir de ahora. Con lo que tienes puesto ahora mismo no necesitarás nada mas, es mas nunca necesitarás ir de compras. Y las cadenas, no se estropean ni se quedan pequeñas. Siempre se pueden ajustar.
- Tienes razón, para que iba a necesitar nada. Que mas da ya lo que yo piense. Al final lo único que importa es lo que tu quieras.  - Dijo deprimido.
- Bueno, ya te he dejado descansar un buen rato. - Dijo mientras encendía el hornillo de nuevo.
El se puso aun mas pálido de lo que estaba y la miró horrorizado, sin poder dar crédito a lo que veía.
Dios mio.. Otra vez el hornillo.. No, no puede ser cierto. No lo soportaré. Porque no me mata de una  maldita vez?.. ¿Hasta cuando me piensa seguir torturando?...
- Jessi, por favor.. No lo hagas. No uses el hornillo, por favor. No. - Suplicó lloroso.
Una larga y gruesa ahuja calentaba sobre el hornillo.
- ¿Que?.. ¿Que vas a hacer con eso?. ¿Que vas..?. ¿Que vas ha hacerme?. - Tartamudeó aterrado.
- Ya lo verás, apenas si lo notarás. Lo único que tienes que hacer es relajarte un poco, y en un rato habré terminado.
- Noooooooooooooooooooooooooooooo. - Chilló fuera de si al verla ponerse los guantes que tan bien conocía.
- Noooooooooooooooooooo. - Chilló al verla coger la ahuja al rojo.
- No. No. Por favor. Por favor. No.  - Suplicó lloroso.
- Vamos no gimotees, ni te vas a enterar. - Dijo mientras le acariciaba el brazo con el guante.
- Nooooooooooooooooo. - Chilló aterrado.
- Cuenta hasta diez para relajarte e imagínate que estás muy lejos de aquí. - Dijo sonriendo.
El desvió la mirada y se mordió los labios mientras temblaba aterrado.
La ahuja se clavó entre los huesos de su hombro, y de un brusco golpe lo atravesó.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló fuera de si.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de nuevo mientras golpeaba su cabeza contra la almohada una y otra vez.
- Tranquilo, vamos deja ya de llorar que no es para tanto. - Dijo mientras le extraía la ahuja y la posaba de nuevo sobre el hornillo.
No, claro. No tengo de que quejarme. ¿Para que serviría?.  A estas alturas ya todo da igual. Se que diga lo que diga jamás me escucharás. Seguirás sin detenerte. Se que lo harás.
- Jessi, por favor. Por favor, por lo que mas quieras. - Titubeó asustado.
- No sigas, por favor. Por favor, por favor.. - Suplicó asustado.
- Intenta tranquilizarte, y deja de golpear tu cabeza contra la almohada o me veré obligada a atarte en condiciones. ¿Has entendido?.
- Si, Jessi. Siento molestarte, pero.. Cuando te veo acercarte con eso al rojo, y se lo que vas ha hacerme..
- Jessi, por Dios, ten un poco de compasión de mi, por favor. Tan solo eso, por favor.
- Calma.. Ni lo vas a notar. - Dijo sonriendo, mientras le incrustaba de nuevo a fondo, la ahuja en el hombro.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor.
De pronto sonó el teléfono y ella puso su guante sobre su boca y nariz amordazándole, mientras le impedía respirar.
- Como hagas el menor ruido será el último que hagas. ¿Has entendido?.
El asintió con la cabeza, mientras gruesas lágrimas anegaban sus ojos.
Jessi, por Dios.. Por lo que mas quieras sácame la maldita ahuja mientras hablas por teléfono. Me voy a abrasar.. No puedo mas.. Dios..
Jessi, por Dios.. Déjame respirar.. ¿Es que ni siquiera voy a poder hacer eso?. Jessi, por favor.. No me hagas esto..
El intentaba por todos los medios respirar, y la miraba con ojos suplicantes.
- Si?. - Contestó al teléfono.
- Hola, Jessi. ¿Te he interrumpido?.
- Sabes que si, o por lo menos hace media hora estabas conectado. ¿Que quieres?.
- Discúlpame Jessi. Se que te interrumpo, pero esto no puede esperar. Y quítale la mano de la cara que le vas a asfixiar.
- No te preocupes, aguantará.. - Dijo riéndose.
-  Jejeje, no le queda otra.. Te llamaba para decirte que si tu quieres en una hora estaría listo el traslado. Solo hace falta tu orden y se pondrán en camino. ¿Que me dices?.
- Si. Aunque no te aseguro que no tengan que esperar un rato..
- No importa, Jessi. Esperarán todo lo que tu quieras.
- Quítale ya la mano que está casi morado..
- Jejeje, no te preocupes, está bien. - Dijo mientras le quitaba la mano de la boca.
El aprovechó para tomar una gran bocanada de aire mientras la miraba aterrado.
- Bueno, como ves estoy un poco ocupada.. Luego hablamos.
- Vale, ya no te interrumpo mas. Hasta luego, Jessi.
- Vale, bye. - Colgando y guardando el móvil en el bolsillo.
- Si que me he entretenido, la ahuja apenas está templada. - Dijo mientras la posaba en el hornillo aun encendido.

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