miércoles, 29 de diciembre de 2010

CAPÍTULO 18 - LA CENA.. - FELICES FIESTAS :)




- Gracias, Jessi. La verdad es que tengo muchísima hambre. - Dijo mientras frotaba sus doloridas muñecas y la miraba.
«La verdad es que la sopa me está revolviendo el estómago. Y por si no bastase con eso, Doug me lo ha acabado de revolver. Tendré suerte si no tengo que pedirle un cubo y vomitar toda la sopa.. Pero no.. Tengo muchísimas ganas de probar algo sólido.. Y esos tacos tienen una pinta tan apetecible.. Ojalá cumpla su palabra y me deje probarlos. Tan solo eso..»
- Pareces muy pensativo. ¿Hay algo que te preocupe?.
- Jessi, no quisiera defraudarte. ¿Te refieres a que me preocupa en realidad o seguimos en nuestra agradable velada?.
- Creo que quiero otro trozo de pan.
- Jessi, por favor, no te haré mas preguntas estúpidas. No lo hagas, por favor.
- He dicho que voy a partir el pan, ya sabes lo que debes hacer.
- Jessi, por favor. No lo hagas. - Dijo mientras ponía su mano sobre la mesa y se echaba a llorar.
- No sabía que estuvieses tan preocupado. - Dijo mientras conectaba el cuchillo eléctrico y posaba el pan sobre su mano.
- Eres un descuidado.. Me has puesto el pan perdido. Tendré que ir a por mas.
«Dios mío, me ha cortado un dedo.. Le hubiesen bastado unos pocos centímetros mas y todos mis dedos.. Mis pobres dedos..»
- Envuelve esa mano en la servilleta, lo estás poniendo todo perdido.
- Claro, Jessi. No te preocupes, procuraré no manchar nada.
Al momento llegó Doug corriendo por el pasillo.
- ¿Necesitas ayuda, Jessica?. - Dijo Doug preocupado.
- ¿Has acabado de hacer lo que te mandé?.
- Aún no, pero como escuché gritos. Creía que quizás me necesitabas.
- Ya ves que no. Termina lo que te dije y no me interrumpas si no quieres terminar la noche en tu coche.
«Dios, mi pobre dedo.. Me ha cortado casi dos falages y lo único que le preocupa es que no manche la mesa. Definitivamente las cosas van a empeorar. Lo se. Pero no puedo hacer nada. Todo depende de ella.»
- Déjame ver ese dedo, veré que puedo hacer con el.
- Claro, Jessi. Haz lo que debas. - Dijo temblando, mientras la miraba asustado.
- Será mejor que no mires, no es lo mismo que si te cortase las uñas.. No te será muy agradable..
- Claro, Jessi, como quieras. No te preocupes no tengo el menor empeño en verlo.
- Me parece muy bien. - Dijo mientras le esposaba la muñeca izquierda al apoyabrazos.
- Es solo para que no te muevas mas de lo necesario, pronto te dejaré seguir cenando.
- Lo se, Jessi. Intentaré no molestarte. - Dijo mientras se llevaba la mano derecha a la boca y ahogaba un grito de terror al verla blandir de nuevo el cuchillo eléctrico.
«Será mejor que cierre los ojos.. Si seré estúpido.. Jamás podré cerrar de nuevo mis ojos. Tan solo me queda desviar la mirada y confiar en que lo haga rápido. Ojalá pudiese imaginarme que estoy a miles de kilómetros de aquí.. Que nada de esto es real. Que despertaré pronto de esta maldita pesadilla..»
«Pero se que esto no es una pesadilla. Es real. Y por mucho que intente tratar de evadirme de lo que me sucede. Se que no tengo ninguna salida. Y por si me quedaba alguna duda, ella no tiene el menor problema en recordármelo constantemente.»
- Quizás sería buena idea que cerrases el puño. ¿No querrás que se manche excesivamente la mesa, verdad?.
El se apoyó en el respaldo como si quisiese atravesarlo, se tapó los ojos con la mano y sollozó asustado.
El cuchillo resonó en la habitación mientras cortaba el hueso limpiamente. Aun temblaba cuando le acercó la llama del mechero y quemó la herida.
El olor a carne quemada impregnó la habitación y le hizo toser.
- Has sido muy valiente. Por un momento pensé que te pondrías a llorar y a suplicarme que no lo hiciese.
- No Jessi, se que eso te disgustaría. Y si puede ser, prefiero no darte disgustos.
- Intento complacerte en todo lo que puedo.
- Me parece muy bien.. Sigamos con nuestra agradable velada.
- Claro, Jessi. Nada me haría mas feliz que disfrutar de esta noche contigo.
- Será mejor que sigas cenando.. - Dijo mientras le servía otro plato de sopa
- Jessi, por favor.. Sea lo que sea que le hayas puesto a la sopa. No tienes falta de endulzarme la velada.
- Me tomaré pastillas, cápsulas o cualquier otro medicamento que me des. Pero por lo que mas quieras no me hagas tomar mas sopa.
- Tengo el estómago hinchado. No puedo mas, por favor, Jessi.
- Si no quieres cenar mas, pondré música y bailaremos un par de canciones..
- Sino dirás que soy una pésima anfitriona, y no puede ser..
- Pensándolo bien, no sería una pena que se enfriase una sopa tan rica.. Creo que tomaré otro plato..
«No puedo mas.. Pero haría cualquier cosa con tal de no tener que ponerme en pie. Sería tan hermoso si pudiese quedarme plácidamente dormido y no me despertase. No quiero morir.. Pero me ha cortado un dedo como quién corta los cabellos, no quiero ni pensar en lo que tendrá pensado hacer conmigo.. Pero se que será duro..»
«Dios.. Otro maldito plato de sopa. Y aún pretenderá que me lo termine.»
Grandes gotas de sudor perlaban su frente, mientras cogía otra cucharada de sopa y se la llevaba a la boca.
Por un momento dudó si debía seguir comiendo o no, pero su meñique izquierdo casi inexistente le recordó que no tenía la menor oportunidad de negarse ha hacer lo que le pedía.
Sus ojos dirigieron una mirada sombría y hosca hacia la odiada sopera, apenas mediada. Luego levantó la vista y la vio radiante y feliz.
«Será mejor que trate de ganar tiempo.. Es casi imposible, pero.. ¿Y si, lograse que cambie de idea?. O aun mejor.. ¿Y si Doug se pone de mi lado y decide ayudarme a salir de aquí?. O quizás.. ¿Y si llegase alguien y me salvase?.. Mierda.. ¿A quién coño intento engañar?. Esto no son mas que castillos en el aire.. Vanas esperanzas que ya nacen truncadas. Carreteras sin salida que jamás llegarán a su destino.. Dios, me estoy deprimiendo..»
- Jessi, tienes una cabaña encantadora en mitad del bosque. Realmente acogedora con su chimenea siempre encendida y seguramente estará cerca de las pistas de esqui. ¿Como es que nunca habíamos venido aquí?.
- La compré poco después de que rompiéramos. Me gustó la idea de tener un sitio relativamente aislado y a la vez acogedor donde refugiarme fuera del mundanal ruido. Es un lugar realmente tranquilo y hermoso.. El lugar ideal donde pintar..
- Pero, ¿Pintas?. Nunca me lo habías dicho.. No sabía que te gustase.
- No me interrumpas..
- Perdón, Jessi, no quería molestarte.
- Es una verdadera lástima que no veas la montaña en Primavera, en la época del deshielo, baja el riachuelo a unos ciento cincuenta metros de la cabaña.. Se llena todo de flores, y parece casi una postal..
- Te encantaría verlo, estoy segura.
- Tiene que ser precioso, Jessi. Me gustaría mucho verlo. Pero.. pero.. - Dijo mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y se echaba a llorar asustado.
- Pues vaya una velada agradable que me estás dando..
- ¿Te parece normal ponerte a llorar en el primer plato?.
- Yo.. yo.. lo siento mucho, Jessi. No se que me pasa, de veras.
- Te juro que no suelo llorar en las citas.. No se porque, pero me he emocionado..
- Dijo mientras se limpiaba las lágrimas con la manga y la miraba preocupado.
- Cualquiera diría que te estoy tratando mal.. Si solo estamos cenando. - Dijo mientras le miraba seria.
- Trataré de hacerlo mejor, te lo prometo.. No te enfades conmigo, por favor.
- Te hace falta relajarte un poco.. - Dijo mientras le quitaba las esposas de la muñeca izquierda y se la colocaba sobre la mesa.
- Jessi, por Dios, no lo hagas. Por lo que mas quieras, vuelve a esposarme la muñeca, por favor.
- Noooooooooooo - Chilló fuera de si, al verla acercarse con el cuchillo apagado, mientras retiraba la mano.
- ¿Te da miedo el cuchillo o que te pasa?.
- Miedo no.. Me.. me.. me.. - Dijo mientras se echaba a llorar aterrado.
- Yo.. yo.. yo.. - Dijo entre sollozos
- Suerte que no estamos en un restaurante. Menuda escenita que me estás montando.. - Dijo mientras le sonreía.
«En este momento me gustaría estar en cualquier restaurante.. Allí fijo que nos limitaríamos a comer y a charlar amigablemente. Pero no.. Es imposible.. Ir al peor restaurante en que haya estado jamás, ahora mismo casi me parece un sueño.. Lo que daría por estar allí.. Con la comida grasienta, que cuando llega a la mesa o está fría o peor aún quemada, cuando no te la traen directamente cruda.. Mas que cuchillo deberían de ponerte una motosierra porque mas que carne, parece cemento armado.. Eso por no hablar de los pescados, que siempre tienen mas espinas que otra cosa y que están camuflados en una salsa de color indescriptible y de fuerte aroma.. Quizás para ocultar que hace días que dejaron de estar frescos.. Por no hablar de la mayonesa.. Sabes que te sentará como un tiro, pero casi todo en el menú la lleva.. O la comes, o la comes.. Y que decir del pésimo servicio, los camareros que se echan la siesta entre plato y plato, que a la que te descuides te vuelcan la mitad de la comida en el mantel. Que solo aparecen la quinta vez que los llamas.. Los baños que no se han limpiado desde hace meses.. O sea, un local perdido en un pueblo desierto, sin ningún otro local en varios kilómetros a la redonda.. Porque sino lo último que harías sería entrar ahí.. Pero si, con todo ahora parece un sueño.. Un hermoso y lejano sueño que se que no se cumplirá.. Lo que daría por poder estar cenando allí..»

No hay comentarios:

Publicar un comentario