viernes, 27 de abril de 2012

CAPÍTULO 64 - DOLOR INFERNAL..







Y sin embargo, parece una imagen tan real..
Tan aterradoramente real, que daría lo que fuese por poder cerrar los ojos y que al volver a abrirlos hubiese desaparecido.
Dios mío. 
Haz que todo esto sea solo una estúpida ensoñación.
Es imposible que lo que estoy viendo sea real.
No me puede estar sucediendo esto a mi.
El sudaba copiosamente y apenas si podía respirar mientras intentaba aclarar una y otra vez la vista sin resultado.
Si por lo menos pudiese parpadear un par de veces, o cuanto menos lograr que mis lágrimas calmasen un poco mis doloridas retinas.
Algo tengo que poder hacer.
Dios mío.. 
Lo que sea, pero algo tengo que poder hacer por mi mismo.
No puede ser cierto.
Tengo que estar soñando.
Ojalá pudiera despertarme de esta maldita pesadilla.
Es imposible que lo que veo sea cierto..
Y sin embargo.. 
La imagen parece tan real, tan cercana..
Dios mío..
Mis ojos no me engañaban..
Es cierto. Lo que veo es real y nada de lo que haga podrá cambiarlo.
Mis ojos pueden no enfocar bien la imagen, mi pobre cabeza puede estar aturdida, sin duda que lo está y mucho. 
Mis pensamientos apenas logran entender lo que me sucede, pero lo malo es que no hay mucho que entender.
El sonido es inconfundible y mal que me pese, es real, y yo nada puedo hacer para evitarlo.
- Me alegra ver que sigues despierto. - Dijo entre risas mientras le acariciaba los cabellos con dulzura.
- Ahora intenta dejar de llorar y no te preocupes, cuidaré de ti con toda la delicadeza que me sea posible. - Dijo mientras le guiñaba un ojo y se reía.
- Será mejor que te siente. Seguro que eso hará que te termines de despejar. - Dijo entre risas mientras volvía a poner la silla en posición vertical, con lo que el final de la barra de acero se apoyaba firmemente en el suelo.
- Ahhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor, al notar que la barra de acero le empalaba con fuerza.
- Por favor. Por favor. Por favor. Por favor.. - Suplicó apenas en un susurro mientras se retorcía de dolor.
- Calma. No seas impaciente. Con lo que yo te cuido. - Dijo riéndose mientras hacía que la silla descendiese ligeramente para que se clavase aún mas la barra de acero.
Solo entonces se fijó en que la silla continuaba suspendida en el aire.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor mientras veía horrorizado la barra de acero se incrustaba poco a poco en sus entrañas.
- Y ahora tranquilo. Ni lo vas a notar. - Dijo mientras manipulaba el tubo de su garganta y le hacía toser.
- Cof.. Cof.. Cof.. - Tosió asustado mientras forcejeaba con todas sus fuerzas para tomar aire.
- No exageres o te lo dejaré puesto. - Dijo mientras le miraba con seriedad y tiraba del tubo con cuidado.
El la miró con los ojos vidriosos y lloró casi sin aliento.
- Eso está mucho mejor. - Dijo mientras retiraba el tubo y le permitía respirar, ya casi al borde del desmayo.
El asintió preocupado mientras tomaba una gran bocanada de aire.
- Vamos.. Respira lentamente. No tienes de que preocuparte. Todo está bien.. - Dijo mientras le sonreía con dulzura.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor al borde del desmayo.
- Me encuentro muy mal, Jessi. - Dijo llorando mientras intentaba no chillar de dolor.
- ¿Podrías darme algo para calmar el dolor?. Por favor. Por favor. Dame lo que sea. Necesito algo que me permita tratar de aguantar un poco este dolor infernal o me volveré loco. ¿Harás eso por mi?. Por favor, Jessi. Por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar.   
- Por favor. Por favor. No lo aguanto. Por favor, Jessi. - Suplicó entre lágrimas.
- Por favor. Por favor. Por favor. Dame ya lo que sea o mátame ya, por favor. Por favor. - Suplico entre lloros.
- Tranquilo. Vamos. Tan solo tienes que intentar relajarte un rato y te encontrarás mejor. Ya lo verás. - Dijo mientras le sonreía.
- No, Jessi. Se que por mucho que me relaje este maldito dolor no se irá. Y tu lo sabes. Es mas, cualquier persona que este viendo este streaming, a poco que tenga un poco de cabeza sabe que es imposible que me encuentre bien. - Dijo llorando.
- Dios mío, Jessi. Me estás empalando a sangre fría y aun tienes el valor de decirme que me relaje. Hazme un favor y mátame ya. O si ello te parece demasiado piadoso para mi. Por favor. Por favor, dame un poco de droga para que no sienta tanto este maldito dolor. Por favor, Jessi. Por favor. - Dijo entre lloros.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor mientras notaba como poco a poco la pesada barra de acero le iba desgarrando sin piedad.
- Jessi, por favor. Por favor. Te lo suplico. Ayúdame, por favor. - Suplicó mientras no dejaba de sollozar.
- Claro que si. ¿Porqué no habría de ayudarte?. - Dijo entre risas mientras cogía una larga ahuja de hacer punto y se la introducía a través de la herida de su vientre.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor mientras la miraba con ojos vidriosos.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor mientras perdía poco a poco el sentido.
Sabía que podías relajarte un poco. Y falta que te va a hacer, porqué creo que se me ha ido la mano en la dosis. 
La verdad es que me cabreó tanto tu insistencia en suplicarme una y mil veces que te diese de beber. 
Que al final cuando llegó el momento de darte de beber, no pude resistir la tentación de obligarte a beber hasta casi verte reventar..
Al final tendré que usar el taladro.. 
Con la cantidad de escayola que has bebido, y con lo concentrada que estaba no se yo si la barra de acero logrará atravesarla sin ayuda.
Por otra parte, hay que ayudar a la naturaleza. Y eso es justo lo que estoy haciendo por ti.
He inyectado en tu intestino tanta escayola que a la que me descuide podría haber creado un jarrón..
Tu vejiga lleva horas cuidadosamente obstruida.
¿Y que decir de tu estomago?. Lo poco que queda de el, está lleno a reventar.
Francamente será todo un misterio el hecho de saber a que se deberá tu muerte.
Ni siquiera te has dado cuenta, pero tienes los pulmones medio encharcados, el intestino obstruido, y el estomago paralizado desde hace horas..
Y luego está el pequeño detalle, apenas sin importancia, de que te estoy empalando con una barra de acero e inclusive he hecho una pequeña abertura en tu abdomen para ayudar a la barra a seguir su camino si se desvía..
Y ni siquiera me agradeces que me haya tomado tantas molestias contigo.
Te limitas a llorar, a suplicar y a gimotear. Como si eso fuese a hacer que me apiadase de ti.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor mientras la miraba de nuevo con ojos vidriosos.
- Por favor. Por favor. Por favor. Por favor.. - Suplicó casi sin aliento.
- Me duele mucho, Jessi. Casi no puedo resistir este dolor atroz. Haz que pare, por favor. Haz algo, por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar mientras perdía de nuevo el sentido.
Esto no puede ser. Te desmayas cada cinco minutos y apenas si respiras..
Necesitas que te ayude a resistir un rato mas, o que te haga despertar.
Jessica tiró de su cuerpo ligeramente hacia abajo para que se clavase un poco mas en la barra de acero.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor, mientras la miraba horrorizado.
- Dios mío, Jessi. No me hagas esto. Por Dios. ¿Como puedes ser tan bestia?. - Inquirió aterrado.
- Para, por favor. Para. No me tortures mas. Por favor. Por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar.
- Por favor. Por favor. No sigas. Por lo que mas quieras. Dejame descansar solo un momento. Por Dios, Jessi. - Suplicó entre quejidos.
- Por favor. Ten un poco de compasión. Te garantizo que me voy a morir. No se durante cuanto tiempo aguantaré. Pero no creo que dure ya demasiado. - Suplicó aterrado.
- Por favor. No me incrustes mas en la maldita barra con que me empalas. Por favor, Jessi. Solo con la fuerza de gravedad debería de ser suficiente. Descansa un rato. Por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar.
- Ahhhhhhhhhhhhhhh. Ahhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor mientras la miraba de nuevo con ojos vidriosos.
No puedo consentir que te vayas de este mundo sin enterarte de nada. Lo siento por ti, pero debes de recuperar el sentido ya..

sábado, 21 de abril de 2012

CAPÍTULO 63 - ESPEJISMO..






Era una preciosa noche estrellada, los copos de nieve caían delicadamente sobre el negro tejado de pizarra.
A lo lejos, las altas cumbres nevadas contemplaban extasiadas la lluvia de estrellas que se veía en el horizonte en la fría noche.
El viento zarandeaba suavemente las copas de los árboles y la luna alumbraba el horizonte en una noche despejada y apacible.
Las altas verjas de hierro delicadamente ocultas por los verdes setos nada dejaban ver, salvo las altas copas de los árboles que parecían querer evadirse de la finca y seguir su camino hacia las estrellas.
El largo sendero apenas era visible bajo la gruesa capa de nieve que caía sin cesar desde hacia horas.
La escalinata de mármol blanco se había vuelto invisible bajo la blanca nieve, parecía una imagen idílica, en un paisaje de ensueño.
Pero nada mas lejos de la realidad. 

Nada de lo que estaba sucediendo era idílico, ni mucho menos.
En el interior del sótano tan solo se escuchaba el sonido del taladro que retumbaba en la habitación, interrumpido por sus gritos aterradores.
- Cállate de una vez o te haré callar yo. - Dijo enfadada mientras le mostraba el taladro de nuevo conectado.
- Lo siento mucho, Jessi. Intento no molestarte. Pero me haces mucho daño. - Dijo entre lloros.

- A duras penas puedo soportar ya el dolor. Si me dejases descansar un momento, te lo agradecería muchísimo. - Suplicó entre lágrimas de terror.
- Jessi, por favor. Tan solo unos minutos, por favor. Por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor mientras notaba como el taladro iba poco a poco desgarrando su piel sin miramientos.
- Noooo. Noooooooo. Noooooooooo. Por favor. Por favor. Noooooooooo. - Chilló aterrado antes de desmayarse de dolor.
Las gotitas de sangre resbalaban por entre sus nalgas y goteaban en el suelo, mientras el taladro seguía limpiando la angosta cavidad hasta dejarla sin rastro del pepino.

De pronto no pudo soportar mas el dolor y perdió el sentido.Cuando volvió en si, el taladro aún estaba conectado, y ella se reía.
- No mas, por favor. Jessi. Por lo que mas quieras. Dime que ya has acabado o pégame un tiro. Por favor. Por favor. Ten un poco de compasión de mi. Por favor. - Suplicó entre sollozos.
- Vaya, sangras un poco. Será mejor que taponemos esa herida. Sería una auténtica pena que te desangrases. - Dijo riéndose mientras le mostraba una larga barra de acero.
- Dios.. Dios.. Dios.. - Chilló horrorizado mientras la miraba sin poder dar crédito a lo que veía.
- Dios mío. Dime que no estás hablando en serio. - Suplicó mientras la miraba horrorizado.

- Por favor, Jessi. Por favor. - Suplicó mientras la miraba con los ojos desorbitados.
- Tranquilo, apenas si lo vas a notar. Ya lo verás. - Dijo mientras le enculaba con el extremo de la barra de acero.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor mientras se desmayaba de nuevo el sentido.
A cada momento pierdes el sentido. 

Y no es para menos después de todo lo que has tenido que soportar. 
Y lo que aun te falta.
Pero no tienes mas remedio que aguantar.
Después de todo, sería una falta de tacto y de delicadeza que pusiese fin a tu vida con rapidez.
Tu sabes que no te mereces eso..
Un rato después.
El abrió los ojos, lloró y tosió asustado, mientras notaba como un líquido viscoso y nauseabundo bajaba rapidamente por su garganta.
- Cof. Cof.. Cof.. - Tosió una y otra vez intentando recuperar el resuello.
- Por favor. Por favor. Por favor.. - Balbuceó entre lloros.
- Tranquilo. Vamos. No te preocupes. Todo está bien. - Dijo mientras le hablaba lentamente y le obligaba a ingerir el líquido rápidamente.
El la miró con ojos vidriosos mientras perdía de nuevo el sentido y su tez adquiría un color mortecino.
Jessica preparó otra jarra y se le aproximó con ella, mientras hacía pasar el líquido a duras penas a través del embudo.
Espero que el tubo aguante un poco. No tengo tubos mas gruesos y dudo mucho que pudiese atravesar tu garganta un tubo de mayor calibre.
El abrió de nuevo los ojos, y tosió con fuerza mientras intentaba tragar.
- Cof.. Cof.. Cof.. Cof.. - Tosió completamente rojo y casi sin resuello.
- Jessi. - Balbuceó entre toses.
- ¿Que?. - Inquirió divertida mientras sostenía su cabeza frente a la jarra de nuevo llena.
- Por favor. Por favor. Por favor.. - Suplicó sin dejar de llorar.
- ¿Que te sucede?. - Preguntó entre risas.
- Por favor. Por favor. Dame de beber o hazme ya lo que sea, pero deja que al menos me siente. Conseguirás que me ahogue. Por favor. Por favor. - Suplicó mientras miraba horrorizado la jarra de nuevo llena y a punto de verterse sobre el embudo.
- Tranquilo. Vamos. Deja ya de llorar. Tan solo es un poco de agua. - Dijo mientras acariciaba sus cabellos y comenzaba a volcar la jarra en el embudo.
- No. No. No. No.. Por favor. - Suplicó aterrado.
- Intenta no desmayarte. Y deja de comportarte como un muñequito llorón. Me estoy hartando de tanto lloro y gimoteo sin sentido. - Replicó enfadada mientras le clavaba una punta en el hombro y vertía a continuación el resto del líquido a través del embudo.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor mientras temblaba asustado.
- Y ahora trata de no moverte en un rato y dejemos actuar a la naturaleza. En cuanto esté todo listo seguimos, no te impacientes demasiado. - Dijo entre risas mientras introducía una larga ahuja de tejer a través de la herida de su vientre y hacia fuerza con ella.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor mientras la ahuja se clavaba en su vientre sin compasión.
No está nada mal. Va aun mas deprisa de lo previsto..
Estás casi a punto..
No deja de asombrarme que sigas malgastando tus escasas fuerzas en lamentos y gimoteos. Como si eso fuese a hacer que me detuviese.
Estás al limite de tus fuerzas, solo que tu aun no lo sabes.
Casi me da miedo el hecho de tener que dejarte solo un par de minutos. 

Temo que si tardo demasiado en regresar sea demasiado tarde cuando lo haga.
Y mira que tan solo tengo que ir hasta la habitación de al lado. Pero.. 

A estas alturas no soportaría que por entretenerme unos minutos se truncasen mis planes para contigo.
No. Ahora no puede fallar nada. 

No cuando estoy tan cerca de conseguir mis objetivos. 
No te lo permitiré.
El la miró con ojos vidriosos, mientras no dejaba de llorar.
- No te vayas, Jessi. Por lo que mas quieras. No me dejes solo. - Suplicó lloroso mientras la veía abrir la puerta.
- Por favor. Por favor. Por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar mientras la puerta se cerraba con un portazo.
Dios mío. ¿Hasta cuando me piensas seguir torturando?. ¿Que nuevo artefacto infernal habrás ido a recoger?.
Jamás pensé, ni por un solo momento. 

Ni en mis mas oscuros pensamientos se me había pasado por la cabeza que alguien pudiese hacer semejantes salvajadas a otro ser humano.
¿Porqué yo?. ¿Porqué a mi?.
Dios mío. ¿Porqué?. ¿Porqué?. ¿Porqué?.
Dios mío. 

Tan solo puedo pensar en que se termine de una vez esta maldita pesadilla. 
En dejar de sufrir. 
¿Que puedes querer aun de mi que no hayas conseguido ya?.
Nada de esto tiene el menor sentido. 

Y jamás lo tendrá.
No se lo que es peor, si suplicar para que no te vayas porqué me aterra quedarme solo. 

O si, suplicar para que me dejes de torturar a tu vuelta.
Debo de ser realmente estúpido. 

Ni yo mismo se lo que quiero..
No. No puede ser cierto. 

Mis ojos me tienen que estar jugando una mala pasada.
Quizás sea la fiebre. 

Quizás sea porqué están muy resecos y doloridos.
Quizás mi imaginación me está jugando una mala pasada.
Quizás la falta de alimentos y de bebidas haga que ya esté poco menos que delirando.
Algo tiene que ser. Porqué es imposible que sea cierto lo que estoy viendo.

sábado, 14 de abril de 2012

CAPÍTULO 62 - LA DEUDA..





Me exigiste el justo pago a mi comportamiento. Pero nunca esperé tener que realizar tan alto pago.
Confiaba en poder llegar a algún tipo de solución.
Pero tu lo has decido todo. Tu has fijado el precio y tu ejecutarás el pago, sin miramientos, e incluso con los intereses de demora.
Yo tan solo confío en que la deuda quede totalmente saldada con mi muerte.
Y no pretendas establecer ningún otro sistema de pago.
- Cof. Cof. Cof.. Cof.. Cof.. Cof.. - Tosió sin aliento cuando retiró el tubo.
- ¿Que tal te encuentras?. - Inquirió sonriente.
- Estoy mejor, Jessi. Muchas gracias por preocuparte por mi. - Mintió asustado.
¿Que quieres que te diga que ya no sepas?. Cada vez estoy mas jodido. Apenas si aguanto el dolor. Los escalofríos son constantes, ardo de fiebre y estoy tan mareado que a ratos apenas te veo.
Y eso no es lo peor. Lo peor es ese dolor que me taladra las entrañas y que apenas me deja tomar aire.
Cada vez que intento respirar siento como si me fuese a partir en dos. Apenas si puedo tomar una pequeña porción de aire cada vez, y eso haciendo un gran esfuerzo y a costa de sufrir este maldito dolor..
Joder, Jessi. ¿Como coño quieres que esté?.
- Me alegro de que estés un poco mas animado. Te vendrá bien contar con todas tus fuerzas. - Dijo sonriente, mientras el no pudo evitar temblar descontroladamente.
- ¿Hay alguna cosa que quieras decirme?. ¿Algo importante que creas que debes decir?. ¿O está todo bien así?. - Preguntó mientras le acariciaba los cabellos con dulzura.
- Dios mío, Jessi. No se lo que pretenderás hacer conmigo, pero me estoy asustando muchísimo. Jamás me has hablado como ahora. - Dijo preocupado.
- Quisiera poder decirte tantas cosas. Pero se que ya no servirían de nada. Tan solo me gustaría pedirte perdón de nuevo. De verás, Jessi. Siento muchísimo lo que hice. No hay ni un solo día de mi vida que no me haya arrepentido de cuanto sucedió. - Replicó asustado.
- Créeme que si pudiese cambiar lo que sucedió lo hubiese hecho, pero era demasiado joven y estúpido. No medí las consecuencias de mis actos. Nunca debí irme. Fui un cobarde y lo siento. ¿Podrás perdonarme algún día?. - Suplicó asustado.
- Joder.. Cualquier otra persona con un mínimo de decencia se hubiese quedado y ayudado. Aunque no fuese el causante. Joder.. - Replicó furiosa mientras daba un puntapié a la mesa y arrojaba todos los objetos al suelo con gran estruendo.
- Lo siento, Jessi. Perdóname, por favor. - Se disculpó aterrado.
- Joder. Joder. Ni perdón ni ostias. Jamás podré perdonarte. - Replicó furiosa.
- Lo único que te puedo agradecer son tus palabras. Escucharte hablar de lo que sucedió con tanta ligereza no hace sino ayudarme a darme cuenta de que tomé la decisión correcta. Cualquiera con dos dedos de frente lo sabría. No mereces vivir. - Replicó furiosa.
- Y ahora, ya puedes encomendarte a tu Dios, al diablo o a quién carajo te importe porque estés listo o no, me importa tres cojones. No perderé ni un solo segundo mas de mi tiempo contigo. ¿Ha quedado lo suficientemente claro o hace falta que te lo explique?. - Inquirió mientras le miraba con desprecio.
- Está todo bien, Jessi. Haz lo que debas. - Dijo mientras palidecía aun mas de lo que estaba y se la quedaba mirando aterrado.
- Voy a procurar que no te desmayes. Estoy segura de que te gustará estar consciente el mayor tiempo posible. - Dijo mientras le guiñaba un ojo y manipulaba las cadenas que le sujetaban a la silla de forma que quedase suspendida en el aire.
- Te vendrá bien que te recuestes un rato. Estoy segura de que eso hará que recuperes fuerzas con mas rapidez. - Dijo mientras le sonreía con malicia mientras apoyaba la silla en el suelo y hacia que se clavase las cadenas en la espalda.
- Gracias, Jessi. En esta postura seguro que estoy menos mareado. - Dijo mientras temblaba de miedo e intentaba no llorar.
Jessica enganchó las patas de la silla de las poleas y le colgó cabeza abajo.
- Mas te vale no intentar vomitar, porqué como salga de tu boca aunque sea una sola bocanada de agua sellaré tus labios. Y descuida que no lo haré con tanta delicadeza como el otro día. Tengo aquí al lado la grapadora eléctrica y no tendré el menor reparo en utilizarla. - Dijo mientras le sonreía con malicia.
- Lo intentaré, Jessi. - Sollozó asustado.
- Y ahora tranquilo y procura disfrutar todo lo que puedas porqué será la última vez en toda tu vida que te hagan un hombre. - Dijo mientras se reía y retiraba la cubierta de cartón que cubría el asiento de la silla.
Dios mío, Jessi. Ni siquiera puedo ver lo que estás haciendo conmigo. Debo de limitarme a mirar el techo de la habitación y ver tu cara sonriente.
Tu maldita sonrisa de hielo siempre está ahí.
- Pero no adelantemos acontecimientos. ¿Como podría hacerte un hombre si estás cubierto de sucia cera?. - Dijo riéndose mientras encendía una pequeña vela y la metía a través del hueco dejado en su ano por medio del pepino que continuaba ensartado en su ano.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor mientras intentaba infructruosamente golpear su cabeza contra la silla.
La vela se apagó por falta de aire, ya que apenas si cabía en el estrecho túnel creado por el taladro.
- Si seré despistada. Creía que había eliminado todos los restos del pepino. Debes de estar realmente incómodo. - Dijo riéndose mientras cogía el taladro y lo enchufaba.
- No. No.. Noooooooo. Por favor. Por favor. No me hagas esto. Jessi, por favor. - Suplicó sin dejar de sollozar.
- Calma. Intenta estar tranquilo. ¿No querrás que todos te vean gimotear, verdad?. Se van a pensar que no eres mas que un muñequito llorón. - Dijo entre carcajadas.
- No lo hagas. Por favor. Por favor, Jessi. No, por favor. - Suplicó aterrado.
- Tranquilo muñequito. ¿Acaso nunca has visto un taladro?. - Dijo entre risas mientras conectaba el taladro y lo blandía frente a su cara.
- Dios.. Dios.. Dios.. Por lo que mas quieras, Jessi. No me hagas esto. Por Dios. Ten un poco de compasión de mi. Por favor. Por favor. Por favor. - Suplicó casi sin aliento mientras notaba el aire que producía el taladro a escasos centímetros de sus nalgas.
- Te va a doler un poco. Es una pena que debas de pasar por esto. Pero tendrías que haberte preocupado de mantenerte limpio. ¿Como pretendes que te haga un hombre si ya estás medio enculado con restos de un pepino?. No se puede ser mas guarro. Podrías haber cogido una infección.. - Dijo riéndose mientras acercaba el taladro a los restos de pepino e iba cuidadosamente recortando los restos.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló aterrado sin poder dejar de sollozar.
- Deja de llorar. Mira que llegas a ser exagerado. El taladro ni siquiera tocó tu piel y tu ya estás montando el número y chillando como si te estuviese matando.
Dios.. Dios.. Dios.. Pretende atravesar mis entrañas con el taladro.
Dios mío. ¿Como puede haber alguien tan bestia?.
- Jessi. Por favor. Por favor. Por favor. Para el taladro, por Dios. No sigas. - Suplicó aterrado mientras no podía dejar de llorar desconsoladamente.