viernes, 16 de marzo de 2012

CAPÍTULO 61 - NIVEL DE ACEITE..




- Te dijé que te relajases. Pero no esperaba que lo hicieses tanto. - Dijo sonriente mientras preparaba un líquido blancuzco en un plato y lo removía con una cuchara.
El abrió los ojos y la miró aterrado mientras veía como rellenaba una gruesa jeringilla con el espeso líquido.
- Deja de llorar y tranquilo. Apenas si lo vas a notar. - Dijo mientras le inyectaba el líquido en la vejiga y corría a aclarar la jeringilla bajo el chorro del agua fría hasta dejarla completamente limpia.
Rellenó de nuevo la jeringilla y realizó la misma operación. Cuando estaba terminando de inyectarle, la ahuja se tupió y por mas fuerza que hizo no consigió vaciar la jeringilla.
- He tardado demasiado tiempo en inyectarte por tus cansinos gimoteos. Procura comportarte mejor. No dispongo de tantas jeringillas como para tirarlas alegremente. - Dijo mientras arrojaba la jeringilla a la papelera aún con los restos del líquido blanquecino.
- Y ahora tranquilo y respira muy lentamente. Casi ni lo vas a notar. - Dijo mientras sonreía y le mostraba un larga y gruesa ahuja de tejer.
Dios mío, Jessi. ¿Que vas a hacer con eso?. Esto no me puede estar ocurriendo a mi. Esta maldita pesadilla tiene que acabar. Por Dios. ¿A quién se le ocurriría usar eso contra uno de sus semejantes?.
- Mmmmmmmmmmmmm. - Chilló con todas sus fuerzas mientras forcejeaba aterrado y veía la ahuja a punto de clavarse en la herida de su vientre.
- Calma muñequito. Deja de llorar que nadie te va a hacer ningún daño. Tan solo te voy a mirar que tal estás de nivel de aceite. - Dijo entre carcajadas.
- Mmmmmmmmmmmmmmmm. - Lloró y forcejeó sin cesar mientras la miraba aterrado.
- ¿Acaso nunca le has mirado el nivel de aceite al coche?. ¿Les has oído acaso quejarse?. No. ¿Verdad?. - Inquirió entre risas.
- Mmmmmmmmmmm. - Sollozó casi sin fuerzas mientras intentaba cerrar sus dedos fracturados.
- Calma, muñequito llorón. Aquí no pasa nada. Tan solo estoy mirando cuanto te falta para que esté lleno tu deposito. ¿Verdad que es divertido?. - Dijo mientras se reía a carcajadas y volvía a meter la ahuja en su herida.
- ¿Sabes?. - Dijo entre risas.
- Mmmmmmmmm. - Chilló al borde del desmayo.
- Creo que a tu motor le está haciendo falta una buena puesta a punto. Pierdes aceite sin parar. - Dijo riéndose.
- Jejeje.. No me mires así. Descuida que no lo digo por eso. Pierdes aceite pero me consta que no te has cambiado de acera.. Jejeje. - Dijo mientras no podía parar de reírse a carcajadas.
Dios mío, Jessi. Con lo mal que me encuentro. Y no puedo por menos que sonreír ante tus ocurrencias. Jamás pensé que me fuesen a comparar con el cárter de un motor.
Y la verdad es que si lo pienso no tiene maldita la gracia que pretendas llenar mi deposito hasta el nivel que tu consideres correcto.
Cuando los niveles se regulan de serie y sin hacer absolutamente nada.
Siempre logras lo imposible. 

Dios, Jessi. Lograrías arrancar una sonrisa a cualquier persona que te lo propusieras.
Y yo te dejé escapar. Pero ahora ya no sirve de nada que me arrepienta de lo que pude haber hecho y no hice.
Ahora estoy en tus manos, para bien o para mal, y ahí seguiré mientras tu lo quieras así.
- Estás casi a punto. Pero no dejemos las cosas a la improvisación. Mejor te preparo un poco mas de bebida y así me aseguro de que no estés sediento. - Dijo riéndose mientras preparaba su bebida en el fregadero.
- Mmmmmmmm. - Protestó asustado mientras no dejaba de temblar.
Jessica se le acercó de nuevo con la jarra llena a rebosar de líquido. El se desmayó de dolor mientras el líquido empezaba a bajar por el tubo hacia su maltrecho estómago.
- Cof.. Cof.. Cof.. - Tosió a través del tubo, mientras el líquido amenazaba con encharcar sus pulmones.
Definitivamente tu deposito está mas que lleno. Ahora solo falta dejar actuar a la naturaleza mientras preparo el resto de los ingredientes.
Tienes aguante. No me cabe la menor duda. Ya deberías estar retorciendote de dolor y apenas si gimes.
O bueno, igual lo unico que te sucede es que el tubo apenas si te permite susurrar. Y dado que no puedes moverte, ni suplicar, ni tan siquiera realizar ninguna de tus funciones corporales, salvo respirar, obviamente.
En realidad no tienes ninguna forma de comunicarte con el exterior salvo tus miradas, tus lágrimas y tus susurros apagados.
- Veamos que tal estás.  - Dijo Jessica mientras manipulaba la ahuja de punto para volver a dejarla en su lugar.
El la miró preocupado mientras no dejaba de sollozar.
- Respira hondo e intenta no mover ni un músculo. Voy a intentar quitarte el tubo. - Dijo mientras le sonreía con dulzura y acariciaba sus cabellos suavemente.
- Mmmmmmmmmm. - Chilló asustado mientras el tubo comenzaba a moverse.
Dejalo donde está, Jessi. Por favor. Solo de pensar en el daño que me vas a hacer para quitarlo. Prefiero que se quede donde está. Me hace daño, pero ni la mitad de lo que costará retirarlo.
Y todo esto para que quizás en un par de horas decidas volver a ponerlo en su lugar. No lo soportaré de nuevo, Jessi.
Estoy tan cansado, tal dolorido. Ojalá supiera lo que quieres hacer conmigo. Me gustaría tanto saberlo.
- Aguanta un poco la respiración.  Ya casi está fuera. Intenta no desmayarte de nuevo. - Dijo mientras tiraba del tubo con suavidad y le sonreía con dulzura.
Tengo que aguantar. Quiero demostrarte que no soy ningún muñequito llorón. Mal que te pese soy la misma persona que..
Mierda, soy el mismo gilipollas que te decepcionó y que actuó como un maldito cabrón. Y ya no hay nada que pueda hacer para cambiar lo que sucedió.
Aún no se de donde saco el valor para mirarte a la cara sin recordar una y mil veces aquella condenada noche.
Y no contento con ocultarlo. Estúpido de mi, pretendí además, que retomasemos nuestra relación. Cuando lo mejor que podía haber hecho es dejarla en el olvido y no intentar hacerte daño de nuevo.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Pero tiene sentido. Después de tantos años y de haber escapado impunemente sin dar cuenta a nadie de mis actos. Algo tenía que suceder.
Era demasiado perfecto que te llamase, que quisieses dirigirme la palabra y aun mas, que quisieses verme. Era demasiado bonito para ser verdad..
Cierto, era demasiado bonito. Y al final, como no podía ser de otro modo, la realidad terminó por imponerse.
No te culpo, pero no me diste tiempo para que te explicase que había cambiado y que estaba dispuesto a hacer lo que fuese para resarcir el daño.
Esperé demasiado tiempo, y me anduve por las ramas. Debería de haber tenido el valor suficiente para explicarte porqué quería verte.
Y ahora ya es tarde. Ahora ya da igual lo que te explique. Dará igual que intente arreglar lo irresoluble. Ahora ya no tengo la menor salida, y tu lo sabes.

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