- Me temo que si, hablo totalmente en serio. - Dijo sonriendo.
- Probablemente rabiarás de dolor y te desmayarás una y mil veces. Pero es necesario que lo haga sin darte ninguna clase de droga. Es la única forma de que yo pueda comprobar como está de fuerte tu corazón. Debo asegurarme de que estás preparado para poder aguantar hasta el final. Será como un ensayo de estrés. Si veo que no lo puedes aguantar y que tu corazón se acelera en exceso sabré que necesitarás un poco de ayuda para que puedas resistir mas tiempo y sin que me arruines la diversión.
- Oh.. Dios mio, Jessi.. ¿Como puedes decirme una cosa así con una sonrisa?. Dios mio. ¿Como puedes sonreír en un momento como este?. ¿Es que ni siquiera soy ya para ti un ser humano?. ¿Ni siquiera me ves como una persona con sentimientos, que sufre, y está viva?. Dios mio.. Dios mio.. Cuanto me gustaría poder estar ya muerto. - Dijo con los ojos anegados de lágrimas.
“A que negarlo.. Cada lágrima que derramas, cada suplica que das, cada queja, cada lamento.. Lo único que consigue es darme alas.. Esto es mil veces mejor que un orgasmo.. me produce tal subidón de adrenalina que no puedo esperar ni un segundo antes de idear una nueva tortura. Una nueva forma de llevarte al límite. Intento ir todo lo despacio que puedo.. Se que debo reservarte para el final. Se que será un final apoteósico.. Jamás he experimentado algo así.. Me derrito solo de pensarlo.. Jamás pensé que pudiese correrme mientras te torturo.. Si lo llego a saber antes. Hace años que no respirarías.. Me invade la emoción, soy como una niña pequeña que está ante un nuevo juguete y no puede dejar ni un segundo de jugar.. Jamás pensé que pudiese divertirme tanto.. Y mucho menos haciendo esto.. Ni se me había pasado por la cabeza..”
“ Y aun dices que no sonría.. Si tu supieras.. Me estoy derritiendo de ganas.. No pararé hasta ver como se escapa el último aliento de vida de tu maltrecho cuerpo..”
- Comencemos.. No quisiera hacerte esperar en exceso.. Se que te mueres de ganas. Y estás deseando que empiece.. - Dijo riéndose.
- Jessi, por favor. Por favor. Por favor. - Suplicó aterrado mientras la veía acercarse a el.
- Trata de calmarte y deja de quejarte. Te recuerdo que el cuchillo, o bueno, tu barra de labios está aún caliente. - Dijo riéndose.
- Lo intentaré, Jessi. - Dijo preocupado con los ojos anegados de lágrimas.
- Ni te vas a enterar, ya lo verás.. - Dijo riéndose mientras destapaba la herida donde antes estuvo su oreja izquierda.
- Dios mio, Jessi. No lo hagas, por favor. Sea lo que sea que quieras hacerme. No lo hagas, por favor.
- Cálmate o te lo explicaré de forma que lo entiendas. - Dijo mientras le acariciaba los cabellos.
- Mira que juguetito he conseguido expresamente para la ocasión. - Dijo mientras le mostraba una pinza Hartman modelo caimán con copa de 3 y ½.
- Noooooooooooooo. - Chilló fuera de si, completamente aterrado, mientras forcejeaba con sus escasas fuerzas tirando de las cadenas.
- Creo que no entiendes que debes estar completamente inmóvil. Hace falta precisión y un movimiento brusco podría causarte daños irreparables. - Dijo mientras ataba su cabeza usando una gruesa correa.
- No lo hagas. No. No. No. No uses eso, por favor. No. No. No.. - Suplicó aterrado.
- Sigamos. - Dijo mientras metía poco a poco la pinza hasta atravesar el tímpano.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor.
- Chilla cuanto quieras si eso te tranquiliza, y tranquilo en cuanto haya sacado un par de souvenirs te dejaré descansar. - Dijo mientras poco a poco rompía el tímpano.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor una y otra vez.
- Calma, apenas estoy empezando.. - Dijo mientras cogía un pequeño bisturí y recortaba con cuidado los restos del tímpano.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor antes de desmayarse.
Ella cogió las pinzas de Hartman y dio un pequeño tirón al martillo, el huesesillo tembló unos instantes antes de romperse arrastrando con el, a la mayor parte del yunque.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor al recuperar la consciencia.
- Noooooooooooooo. Noooooooooooo. Noooooooooooooo. - Chilló aterrado al ver que de nuevo le metía las pinzas en el oído.
- Cállate o te haré callar yo, tu decides. - Dijo mientras le miraba seria.
El sollozó aterrado sin poder dejar de temblar.
- Está visto que no lo entiendes. - Dijo mientras le impedía respirar aplastando el trapo contra su cara.
El la miró con ojos vidriosos mientras veía como se iba quedando sin aire y notaba los pulmones a punto de estallar.
- Veamos que tal estás. - Dijo mientras cogía un estetoscopio y lo colocaba sobre su corazón.
- Felicidades, tienes un corazón muy fuerte. Aguantará lo que le echen. - Dijo sonriendo.
El la miró aterrado antes de perder el conocimiento al borde de la asfixia. Solo entonces le quitó el trapo de la cara y le dejó respirar.
“Me encanta ver tus ojos vidriosos y esa mirada aterrada mientras ves como poco a poco te quedas sin aire, sin poder hacer nada para evitarlo. Te veo contraer tus músculos, e intentar forcejear con tus maltrechos huesos y me derrito.. No hay nada que me produzca mas placer que verte sufrir. Dejarte sin aire y que creas que todo se ha terminado, y que por fin dejarás de sufrir. Para que instantes después te haga volver en si el dolor. Un dolor aún mas fuerte y penetrante del que puedes soportar.”
Cuando volvió en si, ella metió de nuevo la pinza Hartman en su oído, cogió lo que quedaba del yunque y tiró suavemente.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor.
El yunque se desprendió y arrastró consigo el estribo, ella sonrió satisfecha y los depositó en una bandeja.
El sollozaba aterrado y ni protestó cuando le introdujo una bola grande de algodón en el oído para detener la hemorragia.
- Lo ves. Te dije que te divertirías. - Dijo riéndose, mientras soltaba su cabeza y le dejaba moverla libremente por primera vez en varias horas.
- Si, Jessi. Fue muy divertido, sobre todo para ti. - Dijo con amargura.
- Vamos, no pongas esa cara, que no ha sido para tanto. Ni te he tocado. - Dijo sonriendo.
- Claro que no. ¿Para que ibas a tocarme con tus manos?. No te hace falta. Te basta sacar un instrumento o una herramienta cualquiera y usarlo para lo que quiera que se te haya ocurrido.
- Vamos no dramatices.. ¿Donde ibas a estar mejor que aquí?.
- Tienes razón, Jessi. ¿Quién querría estar en otro lugar?.. - Dijo triste.
- ¿Como te encuentras?. ¿Necesitas algo?. - Dijo sonriendo.
- Mal, Jessi. Me encuentro mal, cada vez peor, y tu lo sabes. Sé que lo sabes. - Dijo abatido.
- Es cierto, necesitas que te cure un poco.. - Dijo sonriendo.
- No, Jessi. De veras que no. No necesito nada. Estoy bien así. - Suplicó asustado.
- Y lo primero que voy ha hacer es bajarte la fiebre.. - Dijo mientras sacaba otra botella de agua helada de la nevera.
- No, por favor. No. No me pinches de nuevo. Jessi, por favor. Por favor. - Suplicó aterrado.
- Procura no desmayarte o te garantizo que tendrás un buen premio cuando vuelvas en si. - Dijo mientras llenaba de agua la jeringuilla.
- Lo intentaré, Jessi. - Balbuceó asustado.
La ahuja atravesó la piel y penetró una vez mas en su riñón.
- Verás como te gusta. - Dijo sonriendo mientras le inyectaba agua helada en el riñón.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor
- No, por favor. No. No sigas, por favor. - Dijo entre sollozos.
- Te hace falta. Vamos no exageres. Solo es un pinchazo. - Dijo riéndose mientras le clavaba de nuevo la ahuja y le inyectaba.
- Ahhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor.
- Ahora tranquilo y trata de no moverte, voy a inyectarte un poco mas profundo. Será doloroso, pero te está haciendo falta. - Dijo mientras le mostraba una ahuja aun mas larga.
- Nooooooooooooooo. Nooo. Nooo. - Chilló aterrado.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló antes de desmayarse.
Cuando volvió en si, lo primero que vio fue su sonrisa.
- Por favor, Jessi. Por favor. No mas, por favor. No me hagas esto otra vez, por favor.
- Tranquilo, vamos. Si solo te estoy bajando la fiebre..
- Lo se, Jessi. Pero me estás haciendo mucho daño.
- Déjame descansar solo un rato, por favor.
- Por favor, Jessi. Sabes que no me iré a ninguna parte, por favor. - Suplicó aun mas asustado.
- ¿Recuerdas que te dije que no debías desmayarte, verdad?. - Dijo sonriendo.
- Si, Jessi. Lo recuerdo. - Dijo asustado.
- Pero.. Pero.. Tu sabes que no está en mis manos no desmayarme. No puedo hacer nada para evitarlo y tu lo sabes. Nada me gustaría mas que encontrarme bien y no molestarte, pero no puedo hacer nada. - Dijo asustado.
- Calmate, esto solo será un pequeño aviso. Ni te vas a enterar.. - Dijo sonriendo mientras cogía un palillo de encima de la mesa.
- ¿Que?.. ¿Que vas ha hacerme?. - Dijo entre lloros.
- Vamos. ¿Acaso no has visto nunca un palillo? - Dijo sonriendo.
- Si, Jessi. Los he visto miles de veces, pero.. - Dijo entre lloros.
- Pero tu.. Tu.. Se que me harás mucho daño con el.. - Sollozó asustado
- Abre la boca y no me hagas perder el tiempo.
- No lo hagas, Jessi. Por favor.. Por favor.
El la miró aterrado y sollozó desconsoladamente pero hizo lo que le pedía.
- Así me gusta que sepas lo que te conviene. - Dijo sonriendo mientras le clavaba el palillo con fuerza en la encia inferior.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - Chilló de dolor.
- Y ahora cierra lo boca con cuidado.. No querrás clavarte mas el palillo, ¿verdad?. - Dijo sonriendo.
El lloraba y la miraba suplicando que se detuviese mientras mantenía obstinadamente la boca abierta.
- ¿Acaso no me has entendido?. - Dijo mientras le miraba seria.
El la miró con ojos horrorizados mientras lloraba sin parar.
- No te preocupes, te ayudaré.. - Dijo mientras empujaba el palillo, cuidando de que se lo clavase en la mandíbula superior.
- Ahhhhhhhhhhhhhhhhh. - Aulló de dolor, mientras gruesas lágrimas rodaban por sus mejillas.
- Vamos no exageres, esto solo ha sido un pequeño aviso. - Dijo mientras le daba una fuerte bofetada en la mejilla.
El lloró asustado mientras la miraba.
- No llores.. Se van a creer que te estoy maltratando.. Con lo que yo te cuido. - Dijo sonriendo.
- Veamos que tal están tus encías. - Dijo mientras le obligaba a abrir la boca y recortaba el palillo por la mitad, para que quedase clavado en ambas encías.
- No está nada mal. Creo que servirá. - Dijo riéndose.
- Y ahora, si estás tranquilo apenas si lo vas a notar. - Dijo riéndose.
- Por favor. Por favor. No lo hagas. Por favor.. - Suplicó aterrado.
- No, por favor. No. No. Noooooooo. - Chilló aterrado.
- Bueno, ya sabes como va esto. - Dijo mientras le colocaba de nuevo las odiosas pinzas que le bloqueaban las mandíbulas.
- Ahhhhhhhhh. - Chilló asustado.
- Tranquilo.. Solo va a ser un momento. Ni te vas a enterar.. - Dijo mientras se aseguraba de que no pudiese mover la mandíbula.